El Vía Christi es una obra artística, emplazada en el cerro de la Cruz.

     Este fruto de la conjunción de la cultura mapuche y cristiana cuenta con dos kilómetros de parque temático con inicio en la calle Antártida Argentina y el cerro. En el recorrido del camino se encuentran las distintas estaciones del camino de Cristo con imágenes impactantes, de fuerte mensaje de fe y esperanza.

     Las distintas estaciones, denominadas “solados”, son plazas secas circulares de 12 mts de diámetro, que representan el sol. En ellas, se encuentran levantadas esculturas de gran tamaño que manifiestan una escena relacionada con la temática de la estación a la que pertenecen; y, figuras decorativas construidas a mano, que representan imágenes de culturas precolombinas.

     En todas las estaciones se existen dos placas de madera en relieve que reflejan un paralelo entre la vida de Cristo, la Iglesia, el pueblo mapuche y sus santos y otorgan toda la información necesaria para su interpretación.

     Las estaciones se conectan entre sí por un sendero, hecho con materiales naturales, un puente de troncos, y con la presencia del agua, (aprovechando una vertiente natural, ubicada cerro arriba), como símbolo del origen de la vida.

     El camino cuenta además con bebederos, baños y en un futuro, una peatonal que posibilite la transitabilidad de los discapacitados y las personas más ancianas.

     Son en total 18 estaciones, de las cuales 15 ya están inauguradas.

     El Cerro de la Cruz ubicado al Oeste de la ciudad esta coronado por una cruz blanca que se puede ver desde toda la localidad, siendo un punto de referencia desde 1950.

     Los restos de la Beata Laura Vicuña descansaron al pie de este cerro en los primeros años. Es de fácil acceso y es un punto panorámico desde donde se puede observar el valle del río Chimehuín en su totalidad.

     La cruz fue colocada en 1952, pero todo comenzó en 1950 cuando en cumplimiento de una promesa el Sr. Guillaumet, viejo poblador de Junín mando a construirla. El 17 de marzo de 1954 fue bendecida por el Obispo de Mendoza, Alfonso María Buteler