Como una postal, con el volcán Tromen de fondo, una vista majestuosa a su alrededor, vertientes y arroyos que la recorren, esta ciudad tiene un encanto único.
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La historia se ve en sus calles, casas de adobe, canales de riego que cruzan en todas las esquinas, y una forestación más que nutrida en el casco urbano.
Ofreciendo cada día más servicios a la actividad petrolera, a través de restaurantes, hoteles, locutorios, supermercados, entre otros, sin querer, se potencia la actividad turística.
A minutos de la localidad se puede visitar la caverna de salamanca, el Cerro Wayle, la laguna del Tromen, hacer caminatas y disfrutar de bonitos paisajes.
La localidad se encuentra en un fértil valle que está bañado por los arroyos Buta Ranquil, Huantraico y Chacay. Debido a la altura, que actúa como condensador, posee un microclima húmedo.
El suelo presenta un relieve diversificado en cordones y sierras que marcan una dirección norte-sur y vastas mesetas de basalto con distinta ubicación y extensión sobre las cuales se destaca la del cerro Michicó (2000 mts.).
Otras formaciones orográficas importantes son los cerros: Negro, Palau, Mayal. Las Precipitaciones son escasas, las mayores se producen en invierno, muchas veces en forma de nieve.
El verano es caluroso, y en otoño comienza a refrescar acompañado de fuertes vientos.
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